AMLO deja atrás el monotema del consabido fraude y encabeza la cruzada nacional histórica para defender la soberanía energética de México, la cual considera la "última batalla" del México moderno, algo así como lo su segunda independencia.
De cierta manera, la insistencia de AMLO por su movilización pacifista le propinó el golpe de gracia a toda la monotemática del fraude, cuando todas las instancias legales han sido agotadas. Por que la única manera suficiente para superar el encono del fraude no pasa precisamente por la vía pacifista sino por la simple y llana insurrección nacional, al tiempo que coqueteaba con las instancias constitucionales de los poderes Judicial y Legislativo.
Paradójicamente, la disgobernabilidad del calderonismo, un régimen mortinato le ha dado nuevos bríos al movimiento ciudadano masivo que encabeza AMLO con diversos temas candentes que van desde la inseguridad, pasando por el desempleo, hasta la premura para rematar los hidrocarburos.
En realidad, el modelo neoliberal plutocrático de México, que se subsume en su degradación foxiano-calderonista, se encuentra quebrado desde hace un cuarto de siglo, es decir, desde el inicio de la experimentación del modelo globalizador pernicioso que hace agua por doquier.
De la propia confesión de Miguel de la Madrid Hurtado, quien, en un acto de lucidez pre-mortem en la ciudad de Puebla, aceptó que el sistema se encontraba paralizado desde hace un cuarto de siglo, es decir, desde el inicio de su propio sexenio grisáceo. En efecto desde hace un cuarto de siglo, México "crece" un mediocre 2 por ciento en promedio: se encuentre el petróleo a 8 dólares el barril, como le sucedió a su fracasado secretario de Patrimonio Nacional, el mal hadado y hoy encargado público de rematar a PEMEX desde la Comisión de Energía del Senado; o se ubique su precio a casi 100 dólares el barril, que no ha sabido aprovechar otro eterno fracasado Jesús Reyes-Heroles González-Garza, el actual director de PEMEX, quien en forma extraña ha sufrido el mayor número de "accidentes" en tan corto tiempo.
Cabe contrastar que el maldito y maldecido por los primitivos medios locales sovietizados, Hugo Chávez esta creciendo este año más del 12 por ciento anual y lleva el mayor crecimiento acumulado de todo el continente americano de los recientes tres años con un 8 por ciento de promedio, gracias a la "carta petrolera", que por cierto desprecia el neoliberalismo conjunto del PRI y el PAN para beneficio exclusivo de las trasnacionales de España y Texas.
En el contexto del gran despliegue de la geopolítica energética global, que ha jugado como nadie el presidente ruso Vladimir Putin, AMLO se suma a una de las grandes jugadas de la estrategia mundial bajo la defensa del petróleo mexicano. Es en este sentido en que habría que colocar su manifiesto energético del 18 de noviembre como la punta de lanza de su "última batalla".
Mas allá de su programa alternativo con una serie de medidas muy factibles para rescatar a PEMEX de las manos de sus peores enemigos, AMLO inició de hecho su nueva campaña presidencial para el 2012, si es que no se adelanta en el 2009, debido a circunstancias estructurales que le serán adversas a Calderón, cuando arrecie a mitad del año entrante la recesión de Estados Unidos que golpeará inevitablemente al tambaleante régimen calderonista, que pretende resolver los principales contenciosos en lo "oscurito" en el Senado con acuerdos cupulares, pero ominosamente de espaldas a la Nación.
Quedan claros los respectivos campos de batalla en el que oscilan los dos Méxicos: 1) el putrefacto sistema político que exige sus exequias apresuradas ("el viejo régimen"), que se ha agazapado en el Senado y que pretende excluir a AMLO para luego enterrar a su movimiento ciudadano; 2) el poder ciudadano en plena efervescencia desde el desafuero que le fue propinado a AMLO por el foxismo y por las mismas fuerzas camarales del PRI y el PAN.
Desde el punto de vista estructural (Léase: la recesión norteamericana y el concomitante marasmo calderonista) los dos años que vienen corren a favor de AMLO, quien no solamente no ha podido ser destruido ni por el desafuero, ni el fraude electoral, ni las micro conspiraciones de alcoba, si no comienza a refortalecerse de nueva cuenta, mientras el fatídico cronograma político corre en contra de la alianza neoliberal del PRI y el PAN ( a la que parecen desear incorporarse algunos sectores de la antigua oposición.)
Sería insensato que los estrategas del putrefacto sistema político mexicano, quienes solamente apuestan al entierro político de AMLO para poder renacer, no se percaten de ello, por lo que les apremia más que nunca poner en remate a PEMEX para intentar salvarse de la hoguera financiera global.
La singular intuición política de AMLO ha percibido correctamente la corriente histórica global que le favorece y el cronograma político local que corre también a su favor en las calles de México, como fue notoria la magna concentración de simpatizantes 16 meses después de su supuesta derrota presidencial.
Si uno se quedase en la falsa geometría cupular (del viejo régimen), AMLO parecería un cadáver viviente. Mucho más cuando se contemplan y se sobredimensionan en los múltimedias sovietizados panistas las deserciones de sus antiguos aliados en el seno del PRD, ya sean gobernadores, senadores, diputados ó dirigentes.
Golpeado sin misericordia por la cúpula del "viejo régimen" AMLO se refugia en su verdadera fuerza matricial: el Poder Ciudadano dispuesto a movilizarse y a capturar el poder bajo el llamado de una gran fuerza telúrica susceptible de sacudir a la nación entera: la defensa de la soberanía energética, lo cual ha sido percibido correctamente por AMLO quien pintó rotundamente su raya roja al pronunciarse sin equívocos en contra de la privatización que planea la Comisión de Energía del Senado donde pululan los fracasados de antaño de un cuarto de siglo (Labastida, Elizondo, Bueno Torio, etcétera.)
Como era de esperarse la línea roja de los hidrocarburos pintada por AMLO puso de inmediato a la defensiva a toda la fauna de los privatizadores clandestinos y primordialmente al foxiano Jorge Castañeda Gutman (medio hermano del venezolano-israelí Andrés Rosental Gutman, ex director de COMEXI, la entidad entreguista de los hidrocarburos mexicanos a las trasnacionales de España, Texas e Israel), quien en un sicótico artículo en el periódico español El País, filtró que los sectores del PRI que favorecen la privatización clandestina de PEMEX, solicitados por Calderón para repartir las reservas en las profundidades del Golfo de México, se estaban rajando para no darle la carta del "nacionalismo petrolero" a AMLO.
Sea lo que fuere, ya empezó la ultima batalla por los hidrocarburos de México, su segunda independencia nacional: una batalla de destino que definirá al México del Siglo XXI. Esto lo ha entendido perfectamente AMLO quien ya pintó su línea roja al haber percibido la profundidad del "nacionalismo petrolero" que epitomiza el emergente Poder Ciudadano. ¿Se atreverán a transgredir la línea roja a costa de su propio riesgo los privatizadores clandestinos del PRI y el PAN condensados en el Senado y estimulados por los intereses plutocráticos que representan Calderón y Reyes-Heroles?
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